"Dirigiendo luego la atención al otro paseante, la muchacha se sorprendió al reconocer a un tal señor Hyde, que había visto una vez en casa de su amo y no le había gustado nada. Este tenía en la mano un bastón pesado, con el que jugaba, pero no respondía ni una palabra y parecía escuchar con impaciencia apenas contenida.

Y luego, de repente, estalló en un acceso de cólera, dando patadas en el suelo, blandiendo su bastón y comportándose (según la descripción de la camarera) absolutamente como un loco.
El anciano caballero dio un paso atrás, con aire de quien está muy extrañado y también bastante ofendido; a esto el señor Hyde se desató del todo y lo tiró al suelo de un bastonazo. Inmediatamente después con la furia de un mono, saltó sobre él pisoteándolo y descargando encima una lluvia de golpes, bajo los cuales se oía cómo se rompían los huesos y el cuerpo resollaba en la calle. La camarera se desvaneció por el horror de lo visto y de lo oído...."
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