Taller de Literatura Fantástica : Bestiarios
Animales de los espejos
En algún tomo de las Cartas
edificantes y curiosas que aparecieron en París durante la primera mitad
del siglo XVIII, el P. Zallinger, de la Compañía de Jesús, proyectó un
examen de las ilusiones y errores del vulgo de Cantón; en un censo
preliminar anotó que el Pez era un ser fugitivo y resplandeciente que
nadie había tocado, pero que muchos pretendían haber visto en el fondo
de los espejos. El P. Zallinger murió en 1736 y el trabajo iniciado por
su pluma quedó inconcluso; ciento cincuenta años después Herbert Allen
Giles tomó la tarea interrumpida. Según Giles, la creencia del Pez es
parte de un mito más amplio, que se refiere a la época legendaria del
Emperador Amarillo.
Ilustración: Animales de los Espejos, Francisco Toledo |
En aquel tiempo, el mundo de los espejos y el mundo de los hombres no estaban, como ahora, incomunicados. Eran, además, muy diversos; no coincidían ni los seres ni los colores ni las formas. Ambos reinos, el especular y el humano, vivían en paz; se entraba y se salía por los espejos. Una noche, la gente del espejo invadió la tierra. Su fuerza era grande, pero al cabo de sangrientas batallas las artes mágicas del Emperador Amarillo prevalecieron. Este rechazó a los invasores, los encarceló en los espejos y les impuso la tarea de repetir, como en una especie de sueño, todos los actos de los hombres. Los privó de su fuerza y de su figura y los redujo a meros reflejos serviles. Un día, sin embargo, sacudirán ese letargo mágico.
El primero que despertará será
el Pez. En el fondo del espejo percibiremos una línea muy tenue y el
color de esta línea será un color no parecido a ningún otro. Después,
irán despertando las otras formas. Gradualmente diferirán de nosotros,
gradualmente no nos imitarán. Romperán las barreras de vidrio o de metal
y esta vez no serán vencidas. Junto a las criaturas de los espejos
combatirán las criaturas del agua.
En el Yunnan no se habla del Pez
sino del Tigre del Espejo. Otros entienden que antes de la invasión
oiremos desde el fondo de los espejos el rumor de las armas.
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