Encargo

A ti, lector@ cómplice obsequio este loco mar de versos para tu bolsillo...

martes, 17 de mayo de 2011

El Ministerio de los soles perdidos



Sueño con un antiguo rey. De hierro
Es la corona y muerta la mirada.
Ya no hay caras así. La firme espada
Lo acatará, leal como su perro.
No sé si es de Nortumbria o de Noruega.
Sé que es del Norte. La cerrada y roja
Barba le cubre el pecho. No me arroja
Una mirada su mirada ciega.
¿De qué apagado espejo, de qué nave
De los mares que fueron su aventura,
Habrá surgido el hombre gris y grave
Que me impone su antaño y su amargura?
Sé que me sueña y que me juzga, erguido
El día entra en la noche. No se ha ido.
La pesadilla 
Jorge Luis Borges.




Esta historia se narrará debido a una promesa que hice a su valiente protagonista Lleyt antes de morir...
  Una noche del mes Kalt cuando la primavera calentaba el oleaje del mar hasta al punto de querer evaporarlo, Lleyt recitaba en su patio las proximas líneas que diría en el templo colectivo de su pueblo, en honor al dios marino Yerm para agradecer sus magníficas bendiciones por las abundantes cosechas del mar.
  Así iba diciendo Lleyt: "Padre y Madre Yerm, tu boca de mar nos trae las profundas alegrías y noches de amor continuo en este año..." y hubiera seguido repitiendo la oración cuando fue interrumpido por una vocecita apenas perceptible, que le llamó por su nombre: 
--Lleyt.... Lleyt... hey LLeyt... escuchadme... escuchadme...!!--
En apariencia no era más que una rana marina, una rana pequeña y húmeda a la cual apenas lograba entender. Tuvo pues que agacharse para permitirle proseguir:
---Lleyt.... Lleyt... ey LLeyt... escuchadme... escuchadme...!! Corres grave peligro, soy mensajera de Yerm y he venido a ponerte en guardia! La envidia por tu hermosa elocuencia puede ser tu perdición, pero Yerm me ha permitido llegar hasta tu casa y decirtelo ampliamente; serás asesinado esta noche, serás asesinado y de forma vil... la única forma de escapar es refugiarte en El ministerio de los soles perdidos... Allá encontrarás la protección que aquí no tienes...---
   Lleyt nunca había imaginado tal cosa le estuviera sucediendo, en el pueblo era un gran pescador y recitaba magníficos discursos que iba creando con su poderosa memoria, era además mi amigo, y podía decir que era un ser impresionante...
   La mensajera de Yerm, la pequeña rana se evaporó como rocío frente a sus ojos... y no dijo en dónde ni cómo llegaría al ministerio de los soles perdidos... Fue inmediatamente a contarme la historia, pálido y casi sin voz me fue diciendo lo que la mensajera le había dicho, y concluimos que no había que perder tiempo....--la noche podía ser nuestra aliada-- le dije.
  Lleyt tomó apenas su capa, arco y flechas... yo su gran amiga y compañera tuve que tomar mi espada más estimada.
   Así nos fuimos del pueblo, no sabíamos exactamente que hacer pero decidimos pedir de nuevo protección a Yerm, ibamos pendientes de alguna señal que nos condujera a nuestro destino. Lleyt me miraba triste porque había sido arrancado de su hogar tan de repente, yo sin embargo había cazado tantos años que no tenía problemas por viajar, ni mudar de residencia... pero el pecho me dolía terriblemente... mi adorado amigo había sido amenazado de muerte sin saber quién era en realidad el perpetrador de aquella afrenta. Huir de la muerte es lo último que Lleyt hubiera hecho, pero al ser advertido por el mismo dios Yerm y no hacer nada sería en realidad una ofensa a nuestro dios Yerm... casi era un mandato... y a los dioses como al destino no podemos justificar ni  comprender...
  Llegamos al monte Dzerk casi a medianoche y descansamos en el arbol Rjekop, nuestro viejo guardían del pueblo. Allí bajo su sombra percibimos una luz tenue que nos iba envolviendo y a nuestros oídos susurraba --escuchad viajantes, escuchad viajantesss, Rjekop es mi nombre y yo los conozco a ambos... los conozco porque quien me creó es quien los desaparecerá ... quien les pondrá fin a sus pasos... y no por envidia a tu elocuencia Lleyt ... sino porque es necesario para la darle cierre a esta historia y a su sueño...--
   Entonces tanto Lleyt y yo nos dimos cuenta de nuestra desgracia.... estábamos en manos de nuestro creador... y el ministerio de los soles perdidos solo era el título del cuento para justificar nuestra existencia. 
   Lleyt se desplomó por completo... murió en mis brazos y apenas alcanzé a darle un beso... yo volví al pueblo y escribí esta historia de mi amado Lleyt, aunque sé que  para otros será sólo un sueño... la noche cae...

I.C. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario